¿Quién va a lavar estos platos que se acumularon llenos de tristeza?

 



Todos los días él se encargaba de lavar los trastos después de la comida, por ese trato intrínseco de que alguien cocina y el otro limpia, cosa que no siempre se aplica. 

En esa cocina siempre pasaba de todo, desayunábamos viendo el celular, almorzábamos riéndonos de alguna cosa, reflexionábamos por las noches, en algún momento de angustia preparábamos un buen té... en esa cocina recibíamos a todos nuestros amigos, celebrábamos los cumpleaños, nos hacíamos el amor. 

Amábamos comer, peléabamos por los gustos del otro, él no comía pepinillos, a mí me encantaba besarle con la boca llena de jugo y así se nos pasó el tiempo, entre sabores, colores y texturas. 

Encontrábamos similitud dentro de nuestras infinitas diferencias, llenos de asombro por el otro, maravillados por los ojos en los cuales nos reflejábamos, eramos ahí dos piezas de esa cocina, eramos completamente parte de ese lugar. 

El mejor café lo hacía él, negro fuerte, yo me encargaba del pollo, él podía olerlo desde la otra habitación. Miro esa cocina y ahí estamos, en cada espacio hay un recuerdo de lo que somos.

Hace días él se tuvo que marchar, esa bendita enfermedad que todos tienen, a la que todos le estamos temiendo, esa enfermedad que nos enfermo aún sin darnos, se lo llevó todo. 

Se llevó los besos de jugo, los té a media noche sin poder dormir, él café recién colado, se llevó el ruido de el agua hirviendo, se llevó el olor a arepita recién hecha, nos dejó la casa vacía sin metas. 

Llevo 5 días sin él y hay una torre gigante de trastos, platos a medio terminar, tazas infinitas de café, interminables bolsas de té para poder dormir, envases con comida que todo el mundo trae para ver si provoca comer algo, ahí esta todo eso, lo veo con asombro, ni siquiera recuerdo cuando probé alguna cosa, sin él es como que el jugo ya no sabe a nada.

Todo manifiesta su profunda ausencia, los espacios hacen un ruido de silencio que me abruma, mis pocas ganas de salir de la cama, mis largas lagrimas que mojan la almohada

Estoy aquí parada enfrente de nuestra cocina y solo me pregunto ¿quién va a lavar esos platos que se acumularon llenos de tristeza?.





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