Karma
Siempre te atraviesa
Te descubre
Te regenera.
Siempre te besa mientras duermes, siempre te choca contra la
pared y te hace el amor.
Te sube la falda sobre la mesa, juega con tu cuello y sus
labios contándote los lunares. Te da poder sobre el mundo, llegas a odiar
amarlo tan fuerte como para permitirle romperte la piel. Lo miras a los ojos,
lo retas, le demuestras que contigo no podrá, es demasiado tarde ya llego arrastrando tus miedos,
tus incoherencias, se instaló para quitarte la capa y dejarte desnuda a orillas del río, se sienta frente ti,
observa tus curvas que descubren que has comido mucho y bebido aún más, te da
la vuelta mira fijamente tu espalda, no emite comentarios. Se levanta posa sus labios cerca de los tuyos
y te derrumba los prejuicios, es adictiva la sensación de ser tan tú
frente a él. Una especie de energía a la que le tienes miedo hasta que
te haces responsable de que te debes escapar con ella, hasta que tienes certeza
que no quieres evitarlo, que tú lo creaste… Para casi nada es tarde, menos para la incertidumbre, luego quién diablos
quiere regresar de eso. Sería un pecado
mortal insistir o resistir.
Termine dándole gracias al karma por golpearme, por
aparecer, por reconocerme
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