Una meta, muchas metas

Sufro de una escoliosis idiopática de 90 grados, una segunda curva de 86 grados, y una malformación  en
las ultimas vertebras  de la columna, por lo cual desde los once años no practico ningún deporte, muchas veces escuche decir "no puedes hacer eso", "no brinques", "cuidado te caes" y eso me lleno de muchos temores, hacia ejercicio en casa o en algún gimnasio sin abusar de mi condición, intente operarme pero los altos costos no me lo permitieron y decidí comenzar una aventura, donde me permitiera a mi misma vivir libremente como yo lo deseo. 

Había participado en muchas caminatas, y eventos deportivos de bajo impacto, pero siempre había querido subir el cerro del hotel Maracay, todo el mundo sube y yo muchas veces me dije que no iba a poder, y creí totalmente que no podría. 

Así que un día invitada por un compañero de vida, subimos, hasta la primera estación, luego lo hice sola unas tres veces, y a la cuarta la meta fue conseguida, sin pensarlo seguí caminando y ahí estaba toda la ciudad de  Maracay ante mis ojos, el sudor me corría por la espalda, y sin creerlo había conseguido una meta corta, para muchos quizás esto cause risa, pero para mí fue la ventana a muchas otras posibilidades, sentir que había conseguido algo que siempre tuve miedo de hacer  fue lo máximo. Me trace una nueva meta y es subir el cerro El Avila en Caracas, porque ahora siento que nada es imposible, que lograré muchas cosas, me conecte con mi espíritu deportivo, me sentí feliz, y sonrió cada vez que lo recuerdo, porque fue como comer un dulce que un niño creía nunca poder comprar. 

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